Algunos investigadores creen incluso que el ombligo y los genitales provienen de un tejido común y en algunas personas siguen conectados, de modo que las caricias en éste provocan un cosquilleo en la zona erógena por excelencia.
Cuero cabelludo
Los masajes en el pelo resultan siempre agradables. Si a un simple movimiento de las yemas de los dedos le añadimos un poquito de picardía y caricias que vayan desde el cuello hacia la barbilla y desembarquen por toda la cara, activaremos otras muchas zonas y las conduciremos a un estado de bienestar y calma.
Que no se te escape ningún rincón. Ejerciendo una presión suave con los dedos sobre el centro de las sienes, a modo de masaje, y acompañándola con relajantes círculos en el cráneo, liberaremos tensiones y ayudaremos a entrar en una situación de completo relax. Acompañar estos movimientos de una respiración apropiada, el constante contacto de las manos con su cuerpo y, por qué no, algún que otro beso, pueden descubrirte todo un universo de sensaciones.
Pezones
Algunas mujeres pueden alcanzar el orgasmo a través de la excitación de sus pechos. Según un estudio publicado en ‘Science of Relationships’ la estimulación del pezón activa un área del cerebro conocida como la corteza sensorial genital. “Esta es la misma región del cerebro que se activa mediante la estimulación del clítoris, la vagina y el cuello uterino. Lo que significa que los cerebros de las mujeres procesan la estimulación del pezón y la genital de la misma manera”, afirmaban los investigadores.