El hombre de Cromañón no sabe lo que se perdía: el beso desencadena un cóctel de hormonas y neurotransmisores capaz incluso de generar orgasmos sin necesidad de contacto genital. Los labios son, de hecho, la zona erógena de nuestro cuerpo más expuesta y tienen 100 veces más sensibilidad que nuestros dedos. Por todo ello, no es una mala idea usar los labios para excitar cualquier otra zona erógena de nuestra pareja: así también estaremos excitándolos nosotros mismos. ¿Quién quiere usar la mano pudiendo usar la boca?
Cuello
Según la investigación, el cuello es la zona erógena preferida por las mujeres tras el clítoris, la vagina y los labios. Así que no debemos subestimarla. El cuello, el área de la clavícula y la nuca son muy sensibles, tanto en hombres como en mujeres, y se pueden estimular con besos y caricias. Hay personas que se excitan muchísimo tras recibir pequeños mordiscos en el área (los míticos “chupetones”). Todo es probar.