Estos encuentros comúnmente ocurren dentro de coches o automóviles, tanto en aparcamientos, como parques, playas, baños públicos o carreteras solas, y existe todo un código para saber identificar a quienes están abiertos a estas aventuras. Por ejemplo, si los vidrios del coche están cubiertos, la pareja no quiere gente que mire. Si las luces del coche están encendidas significa que quienes pasen o se acerquen pueden ver sin problemas. Si alguna ventanilla está abierta, significa que pueden observar y tocar y si la puerta del coche está abierta significa que la persona puede unirse a la acción y participar con la pareja en el sexo.
Muchos de estos encuentros se acuerdan con anterioridad a través de redes sociales y páginas web, para saber lo que se va hacer, la hora y el lugar. Sin embargo, hoy en día, en las principales ciudades de España, por ejemplo, existen zonas en las que ya se sabe que se usan para este tipo de encuentros. Sobre todo, porque esta práctica tiene un sentido exhibicionista, al contrario de los encuentros de homosexuales en lugares públicos que la mayoría suelen buscar un poco de discreción.