Ha sido una de las noticias de la semana. El escándalo de Volkswagen no ha dejado indiferente a nadie. Desde que el CEO de la compañía, Martin Winterkorn, espetara en una reunión «la hemos cagado completamente», las miradas no cesan de estar puestas en esta empresa alemana que trucó el motor de al menos 11 millones de vehículos con un software para que emitieran menos gases contaminantes.
La noticia supuso un varapalo para la compañía cuyo «engaño» fue descubierto en los laboratorios universitarios de Morgantonw, (EE.UU.) por casualidad de manos de un grupo de investigadores y una ONG especializada en transportes ecológicos.
Pero ni la dimisión de Winterkorn anunciada este miércoles, ni el previsible despido de su consejero delegado en Estados Unidos, Michael Horn, así como el de los máximos responsables de I+D en Audi, Ulrich Hackenberg, y en Porsche, Wolfgang Hatz, el próximo viernes, eludirán que Volkswagen deba enfrentarse a una multa que podrían ascender a los 18.000 millones de dólares (más de 16.000 millones de euros), casi tres veces sus beneficios anuales.