Teniendo en cuenta que el deporte aumenta el estrés oxidativo (porque la actividad física demanda un mayor consumo de oxígeno), la necesidad de unos niveles adecuados de vitamina C en el organismo resulta evidente. El ácido ascórbico cumple además otras importantísimas funciones directamente relacionadas con un buen desarrollo de la actividad deportiva:
- Es indispensable en el crecimiento y además interviene en la formación del preciado colágeno, clave para el buen estado de los distintos tejidos, entre ellos los que forman ligamentos y articulaciones.
- Es básica para la síntesis de la carnitina (indispensable para el correcto transporte y almacenamiento de los ácidos grasos).
- Previene afecciones respiratorias y juega un papel importante a la hora de hablar de la cicatrización de heridas y recuperación de lesiones.
Por lo que respecta a las vitaminas del grupo B, están íntimamente relacionadas con el rendimiento deportivo y con el logro de un buen tono muscular porque intervienen en el proceso de digestión de los alimentos y en su transformación en energía. Además, son clave para el buen funcionamiento del sistema nervioso (influyen en el control de los impulsos que hacen posible el trabajo muscular) y para que nuestro sistema inmunológico cumpla correctamente con su labor de protección del organismo.