Dicho así parece simple, pero es que resulta complicado explicar su complejidad y las sensaciones que provoca. Uno puede acabar literalmente de los nervios por las continuas situaciones de tensión que se van sucediendo, por no hablar de la extrema dificultad que entraña el tomar la mejor decisión (que puede incluir asesinar a nuestros compañeros, experimentar con ellos y un sinfín de barbaridades más). Incluso el modo fácil acaba por volverlo a uno loco.
Si además tenemos en cuenta que cada vez que muramos debemos empezar el episodio desde el principio y que las variables cambian (una decisión que antes nos ha ido bien, no tiene porqué funcionar la siguiente ocasión) la experiencia se convierte en un comecocos de proporciones épicas. Eso sí, por muchas veces que lo juguemos, no se hará repetitivo.
Los gráficos se han mantenido de lo más retro, en claro homenaje a los clásicos de los que bebe sin disimulo y la banda sonora crea un digno entorno para una obra de ciencia ficción. Además está en castellano, como es comprensible viniendo de una desarrolladora de estos lares.