Mi primo Jesús es adicto al sexting. Su novia de toda la vida lo ha dejado tras descubrir decenas de conversaciones subidas de tono vía Facebook, Twitter, WhatsApp y no sé cuántas aplicaciones más. Jesús es el tío más correcto que conozco: se licenció en Economía con el mejor expediente de su promoción, tiene un puestazo en una multinacional, y llevaba saliendo con Carla desde los 15 años. Vivían juntos en un ático de diseño, estaban planeando su boda y querían tener tres hijos.
[pullquote]Aquellos mensajes eróticos eran como una vía de escape, la oportunidad para hacer algo que no estaba bien sin que nadie se enterase[/pullquote]
En la familia, la noticia ha caído como una bomba. Jesús era esa clase de persona que tus padres toman como ejemplo en la vida: «mira Jesús, ya ha acabado la carrera», «seguro que Jesús no sale hasta las 7 de la mañana la semana antes de exámenes», «pues Jesús está cobrando más de cuatro mil euros al mes». Ahora ha pasado de ser el primo modelo a «tu primo el salido».