En el siglo XIX hubo una disminución relativa con respecto al crecimiento industrial de Belfast. En 1900, la población de Belfast era casi el doble. Mientras que Belfast era próspera e industrial, Dublín se había convertido en una ciudad de miseria y división de clases, construida sobre los restos de grandeza perdida, descrita por James Plunkett en su novela Strumpet City y en los trabajos de Sean O’Casey.
Dublín era todavía el centro primario de administración y transporte de la mayoría de Irlanda, aunque completamente al margen de la revolución industrial. El Alzamiento de Pascua de 1916 ocurrió en el centro de la ciudad y ocasionó gran parte de su deterioro físico.
La Guerra de Independencia Irlandesa y la consecuente Guerra Civil Irlandesa contribuyeron aún más a su destrucción y dejaron en ruinas muchos de sus mejores edificios. El Consejo Ejecutivo del Estado Libre Irlandés reconstruyó muchos de ellos y trasladó el nuevo parlamento (Oireachtas) a Leinster House.