- Castro Urdiales: Es la ciudad de la convivencia perfecta entre la historia y el presente. Algunas de las pruebas más irrefutables de esto es el contraste entre el antiguo puerto pesquero y el moderno puerto deportivo, mientras la vetusta iglesia gótica representa el brillo del pasado frente a las nuevas infraestructuras destinadas al turismo. En junio, Castro Urdiales se viste de fiesta para olvidar esa bruma melancólica del norte e imbuirse en el Coso Blanco, un desfile de carrozas que enciende la ciudad.
- Comillas: Siempre será reconocida por ser el lugar de veraneo del rey Alfonso XII. El arte arquitectónico de aquella época hace acto de presencia en la ciudad, donde el Capricho de Gaudí rivaliza con el palacio del Marqués de Comillas y ambos comparten protagonismo con la Universidad Pontificia. Mientras tanto, el casco antiguo de Comillas es otro monumento en sí mismo.
- Laredo: Es la localidad turística por excelencia, aunque no la única de Cantabria. La enorme superficie de su playa y el ambiente de animación, le han otorgado un protagonismo que atrae a miles de turistas cada verano.
- San Vicente de la Barquera: Erigida a orillas de la ría de Tina Menor. Su casco antiguo llamado Puebla Alta se eleva sobre un promontorio y resulta otro regalo para la vista y el resto de los sentidos.
- Santander: Una capital que destella mar y arena por doquier; casas señoriales junto al mar y el sello histórico del palacio de la Magdalena, el mismo en el que veraneaba Alfonso XIII. Durante el verano el bullicio de la ciudad se duplica, pero sin agobiar. Todos tienen su lugar en las espaciosas playas, en sus muchos centros de ocio y en su casino.
Para completar las poblaciones más reseñables de esta fantástica Costa Esmeralda, no podemos olvidar Santoña, emplazada a la entrada de una profunda bahía, y Suances, todo un símbolo del litoral más agreste e ideal para los surfistas.