Según el investigador estadounidense Gary Wilson, el consumo excesivo de pornografía se está convirtiendo en la causa de muchos pacientes, a partir de la producción de una neurohormona.
La hormona liberada por el cerebro al recibir estímulos se llama dopamina y su producción incontrolable estaría siendo la causa: «La pornografía de internet tiene más formas de subir la dopamina que la novedad sexual simple», expresó el investigador, quien advirtió que el usuario de internet llega al orgasmo tras ver «docenas de videos», reformulándose la experiencia sexual y hedonista.
En 2014 se comercializaron 35,2 millones de pastillas de sildenafil, vardenafil y tadalafil (marcas de viagra) sólo en Argentina y esto es grave, porque sólo el 15% de esos clientes consulta el problema con su médico.
“Existe una responsabilidad compartida. Ni los médicos preguntan por sexualidad ni los pacientes se animan a hablar de eso en la consulta, por vergüenza o porque no pueden entablar ese ida y vuelta de confianza. Es mejor reconocer la disfunción eréctil como un problema y consultar al médico”, señaló Adolfo Casabé, jefe del sector de Medicina Sexual Masculina del Hospital Durand de Buenos Aires, al diario Perfil.
