Según la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos para la Salud británica, los casos son excepcionales, pero ante las primeras manifestaciones es importante que se comuniquen los síntomas al especialista lo antes posible.
Normalmente, la sordera ocasionada por estos fármacos aparece como una pérdida auditiva neurosensorial súbita, una enfermedad provocada por daños en el oído interno que suele presentarse en solo uno de los dos canales de audición.
En un estudio llevado a cabo por varias instituciones hospitalarias británicas sobre una muestra de 47 sujetos que mostraban la afección tras haber consumido inhibidores del PDE5, dos tercios de los casos aparecieron en menos de 24 horas después de la ingesta. Las personas aquejadas de sordera súbita no suelen acudir al médico con celeridad ya que piensan que su pérdida de audición se debe a alergias, sinusitis, cera que obstruye el conducto auditivo u otras causas comunes. Retrasar su diagnóstico es, sin embargo, un grave error, ya que la eficacia final del tratamiento contra la sordera puede acabarse reduciendo de manera drástica.