Cuando el termómetro sube, también hay que tener en cuenta las técnicas culinarias o fórmulas de cocción y preparado en los platos estivales, ya que se busca la ligereza y la frescura y por tanto, los tiempos de cocción se reducen y se prioriza el salteado, plancha, barbacoa, parrilla, papillote… fórmulas que mantienen las cualidades nutritivas de los productos sin añadir grasas, e incluso platos que no necesitan ningún proceso, tan sólo disponerlos en el plato y aderezarlos, como por ejemplo, las recurrentes ensaladas.
Conocidas como el plato frío por excelencia, las ensaladas mezclan hortalizas cortadas, mezcladas y aderezadas. Por su riqueza en agua, vitaminas, minerales y fibra reportan muchos beneficios, entre ellos, hidratan, refrescan y depuran el organismo, protegiendo la piel de los rayos solares.
En este sentido, sopas, gazpachos y purés fríos también son platos ideales de cara al verano, ya que previenen la deshidratación y son fuente de minerales y vitaminas, que actúan como antioxidantes ante la exposición solar.