Vence al estrés posvacacional

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Pero a pesar de estos merecimientos, caemos en el conocido síndrome posvacacional porque no hacemos una correcta interpretación del verdadero sentido del descanso estival, y nuestra mente nos juega una mala pasada porque no tenemos en cuenta que las vacaciones sin obligaciones ni problemas son parte de la vida, y en la vida, nada es eterno.

Los afectados por este síndrome, que más que una enfermedad es un estado de ánimo, sienten un torrente en el que se empiezan a cuestionar  por qué no resolvieron tales o cuales problemas antes de emprender sus vacaciones, por qué las mismas fueron tan cortas, se reniegan porque no saben por dónde empezar, y se ven invadidos por el mal humor y la incomodidad.

Muchos de los que caen en dicho mal, tienen una visión negativa de sí mismos y de todo lo que les sucede. Como consecuencia, su capacidad de concentración se limita considerablemente y los síntomas de cansancio, angustia, dificultad para conciliar el sueño y el bajón general, son algunas de las manifestaciones psicológicas del supuesto “desdichado” que debe volver a la rutina.

Este fenómeno se da más frecuentemente en aquellas personas que perciben la vuelta al trabajo como algo negativo, por el simple hecho de que no disfrutan de él durante el resto del año, además de no tener en cuenta que no sólo en verano y de vacaciones se puede disfrutar de la vida. Este concepto les genera mucho estrés, angustia, y una desgana difícil de sobrellevar.

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