Una patología sin ‘glamour’

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No obstante, Hollywood ofrece también ejemplos más ajustados a la realidad de lo que supone la hipersexualidad como la reciente Shame (2011). En este filme,  el protagonista encarnado por Michael Fassbender experimenta  el sufrimiento, el desequilibrio y la sordidez que suelen marcan el día a día de un adicto al sexo.

Y en esta misma línea apunta un reciente estudio publicado en la revista estadounidense  The Journal of Sexual Medicine, cuyas primeras conclusiones vinculan la hipersexualidad a los problemas en las relaciones sociales e íntimas de los individuos que la padecen.

En base a una encuesta realizada a 349 hombres, el 75,3% aseguraron sentirse angustiados debido a la conducta hipersexual; un 77,4% admitieron un deterioro funcional en diversos ámbitos de su vida cotidiana, mientras que un 56,2% reconoció alteraciones en sus relaciones de pareja.

Asimismo la mayoría de encuestados relacionaron la angustia o aflicción con el consumo de pornografía por internet, la masturbación y los contactos sexuales con parejas cambiantes.

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