Igualmente es muy digno de visitar el complejo urbanístico Hof Van Watervliet, levantado en el siglo XV y magníficamente restaurado. Continuando con nuestro recorrido por Brujas, no podemos olvidarnos del Campanario, la verdadera perla de la ciudad. Los 366 peldaños que tendremos que subir para llegar al punto más alto están más que justificados, puesto que la panorámica que nos regalará merece la pena.
Si optamos por recibir un baño de arte de calidad, el Museo Groeninge es el lugar para obtenerlo. En él encontraremos, no sólo obras maestras de los mundialmente famosos primitivos flamencos Jan Van Eyck y Hans Memling, sino también valiosos trabajos de expresionistas del mismo origen.
Nuevamente en el exterior, es buena idea darnos un paseo por la Plaza Simón Stevinplein, cuyo nombre se dispuso en homenaje al célebre científico del mismo nombre, quien fuera consejero del príncipe Maurits Van Nassau.
Pero Brujas conserva mucha y apasionante historia, y si queremos imbuirnos un poco más en ella, cerca de Ter Beurze, encontraremos los resabios de tres antiguas corporaciones italianas: la logia genovesa, más tarde rebautizado como Saaihalle, la logia veneciana y la fiorentina, actualmente devenidas en librería y restaurante respectivamente.