Tratamientos con arcilla

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Aprende a diferenciarlas antes de elegirlas

Las arcillas son el resultado de la descomposición de distintas rocas cristalizadas entre las que destaca el granito. Están compuestas fundamentalmente de silicatos de aluminio combinados con otros minerales y sales muy diversos entre ellos el magnesio, el sodio, el potasio, el selenio o el óxido de hierro.

Es precisamente la presencia, en mayor o menor medida, de alguno de estos elementos lo que le da un color característico, y, así, podemos hablar de arcilla verde, blanca o roja (las más comunes).

  • Arcilla verde. Es una de las más efectivas a la hora de limpiar en profundidad la piel masculina. En mascarillas faciales, es perfecta para mantener la grasa bajo control. Con ella se pueden preparar, además, excelentes exfoliantes naturales capaces de depurar la dermis ejerciendo una ligera acción antibacteriana. En el caso de presencia de acné, la acción purificante de la arcilla verde puede proporcionarte fantásticos resultados en muy poco tiempo. En envolturas, totales o parciales, ejerce una destacada acción drenante muy efectiva a la hora de combatir algún «michelín» rebelde o de ayudar en casos de retención de líquidos.
  • Arcilla blanca. Su poder de absorción es inferior al de la arcilla verde, por lo que resulta especialmente idónea para pieles normales y secas. Otra de sus propiedades destacadas es su capacidad cicatrizante y sus buenas virtudes cuando se trata de nutrir la piel en profundidad para devolverle su vitalidad y su aspecto saludable. De entre las arcillas, la blanca es, sin duda, la mejor antiage y si lo que quieres es, además, aclarar pequeñas manchas sintomáticas de envejecimiento cutáneo, ésta es la tuya. En su uso como ingrediente básico de tratamientos corporales, hay que sumar a los beneficios que aporta su rica composición, su efecto calmante y relajante, perfecto para aliviar molestias musculares o tensiones provocadas por situaciones temporales de estrés.
  • Arcilla roja. Su característico color se debe a la presencia de un alto contenido en óxidos e hidróxidos de hierro. Entre sus propiedades destaca su poder para regenerar el tejido cutáneo. Es idónea para pieles secas o mixtas, a las que devuelve tersura y luminosidad. También se emplea con buenos resultados como ingrediente clave de mascarillas capilares encaminadas a fortalecer el cabello. Supone un remedio natural frente a los problemas circulatorios.

Si te apetece probar un ingrediente de belleza casi tan antiguo como la propia Humanidad, recuerda que la arcilla guarda con celo la riqueza mineral de la propia Tierra ¡aprovéchala!.

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