“Los fascinantes escaparates y anuncios de las tecnologías de vanguardia contrastan acusadamente con los niños cargados con bolsas llenas de piedras y los mineros que desfilan por estrechos túneles excavados artificialmente, expuestos a sufrir daños pulmonares permanentes”, se apunta Mark Dummett, investigador de Amnistía Internacional sobre Empresas y Derechos Humanos.
«Los abusos que se cometen en las minas son como el dicho de ‘ojos que no ven, corazón que no siente‘, porque en el mercado global de nuestros días los consumidores no tienen ni idea de las condiciones existentes en la mina, la fábrica y la cadena de montaje.
Hemos comprobado que se compra el cobalto sin hacer preguntas acerca de cómo y dónde se ha extraído«, sostiene Emmanuel Umpula, director ejecutivo de Afrewatch.