Tal como hizo saber la compañía japonesa, el hecho de que el Toyota FCV no sea un coche asequible, se debe a varios factores, entre ellos, los nada menos que veinte años de desarrollo y la exclusividad en el liderazgo que Toyota se apunta con este producto de la ingeniería futurista.
Una compañía como Toyota no suele lanzar novedades de trascendencia después de unas pocas pruebas en sus talleres. Por ello, desde 2002, algunas unidades del FCV, fueron cedidas bajo régimen de leasing a conductores japoneses y estadounidenses con el fin de medir sus capacidades, prestaciones y fallos. Fue así que desde aquel año se perfeccionaron todos los detalles del Toyota a hidrógeno hasta concebirlo como lo conoceremos a partir del verano del siguiente año.
Técnicamente, hablamos de un sedán de proporciones consideradas “medias”, de 4,7 metros de longitud. Es importante no caer en el error de creer que el nuevo combustible restará prestaciones respecto a los demás vehículos de su clase; no, serán similares. También se puede pensar en las complejidades que puede aparejar un sistema nuevo y desconocido de repostar. Ninguna; llenar el depósito de este Toyota se caracteriza por la sencillez de procedimiento, y en sólo tres minutos.
