Y lo que es más importante, puede reducir significativamente la presión sanguínea, un factor de riesgo importante de los ataques cardíacos, las enfermedades renales y la muerte prematura.
En aquellas personas con presión sanguínea alta, el ajo puede, por término medio, reducir la presión sanguínea sistólica en 8,4 mm Hg y la presión sanguínea diastólica en 7,3 mm Hg.
En un estudio realizado a 210 personas con presión sanguínea elevada, el extracto de ajo envejecido fue incluso más efectivo que el atenolol, un medicamento para la reducción de la presión sanguínea.
Parece también que el ajo es eficaz para mejorar la función inmunitaria y ayudar a combatir el resfriado común, la enfermedad contagiosa más común en el mundo.
En un estudio, el ajo redujo el número de resfriados en un 63 % y disminuyó la duración de los síntomas del resfriado en un 70%: de una media de 5 días a una media de 1 día y medio.
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