Para la segunda no fue tan sencillo. Trató de repetir el método pero no fue efectivo así que empezó a consultar sus opciones con respecto a la adopción. «Opté por Panamá pero, tras dos años de papeleo, cambiaron la ley y de repente no aceptaban familias monoparentales así que me tuve volver a Madrid». Ya con 40 años, probó dos y tres veces con la inseminación sin éxito y, un día, estando ya en lista de espera para la donación de óvulos, oyó hablar de las kafalas.
Las kafalas son un tipo de acogimiento permanente que existe en Marruecos con los niños que tienen certificado de abandono. «Antes, hacías la solicitud para este acogimiento y, ya en España, tenias que ir a un juicio donde optar a una adopción plena». Pero advierte que «ha habido cambios en la ley y ya no se pueden hacer así».
Sobre la experiencia de ser madre soltera, Rosa cree que lo mejor es «todo». Y lanza un mensaje de ánimo a aquellas que se lo estén planteando: «Al principio piensas que la maternidad en solitario va a ser más complicada pero al final te das cuenta de que tiene también muchas ventajas. Por ejemplo, tomas tú todas las decisiones -acertadas o no- sin discusiones con la pareja. Terminas agotada pero psicológicamente muy bien». Lo más complicado es que «en casa solo entra un sueldo y que la carga física es mayor: limpias, los llevas al parque, los recoges del fútbol…».