De estos hallazgos se extrae la idea de que la alteración del sueño puede traducirse en inapetencia sexual por parte de las mujeres y en la consecuente disminución de las relaciones de pareja. La falta de sueño causa deterioro del lóbulo frontal por lo que privarnos de las suficientes horas de descanso tiene efectos negativos que afectan a la sensibilidad en la toma de decisiones, la capacidad de razonamiento moral y a la inhibición.
Futuras investigaciones podrían beneficiarse de estos resultados y tomar un enfoque más amplio para examinar los parámetros del sueño. Además, la relación entre el insomnio y disfunción sexual puede resultar muy interesante en investigaciones clínicas posteriores.
“Los médicos pueden considerar la evaluación de los hábitos de sueño de los pacientes y los síntomas del insomnio como posibles factores que influyen en sus problemas o dificultades sexuales”, explica A. Kalmbach.
Dulces sueños… ¿Mejores despertares?
El hecho de que hayan descansado una hora más no se traduce ipso facto en que tras una buena noche de sueño se despierten con un gran apetito sexual. La investigación habla de las probabilidades de buscar sexo a lo largo del día siguiente.