El francés Monsier Steve es el culpable de la denominada moda fake. Su camiseta de Lagerfeld con el mensaje «Karl Who?» se convirtió en el must que todo fashionista deseaba tener. Desde entonces, las burlas a los logos de las firmas más exclusivas son un tema recurrente en prendas y accesorios.
La marca Hermès se transforma en Homiés, Céline en Féline o Gucci en Bucci en las camisetas, sudaderas y gorros de Brian Lichtenberg. El diseñador de Los Ángeles se ha convertido en el principal referente de esta moda anti moda, que visten famosos y bloggers de todo el mundo. Sus tees rondan los 60 dólares y las sudaderas cuestan entre 90 y 150 dólares.
Lo de Conflict Of Interest (COI) es otro rollo. El brand fue creado el año pasado con un vida paralela, como si fuese una agencia gubernamental que confisca imitaciones y las vende a través de canales legales. Entre sus hits podemos encontrar camisetas con los logos de Ballinciaga, Niu Niu, Brawlmain, Benzo, Giraunchy o Bodega Vendetta. Su precio también oscila entre los 60 y 70 dólares.