Si entrenas todos los días aumentarás tu masa muscular, lo hagas como lo hagas. Si dedicas todos los días a realizar la misma actividad observarás cómo algo cambia. Pero antes pregúntate: ¿Cómo quiero cambiar? ¿Cuál es la manera más sana y eficiente de conseguirlo?
Estamos rodeados de personas que admiramos, y a menudo nos preocupamos de desear las cualidades de los demás pasando por alto nuestras propias condiciones que nos hacen diferentes. En vez de explotar nuestras habilidades que nos hacen marcar las diferencias, nos especializamos en desear ser o tener el cuerpo de alguien.
Es entonces cuando decidimos invertir parte de nuestro tiempo para cambiar. Cuando invertimos mucho tiempo en algo, tarde o temprano obtenemos resultados, e intentamos seguir el mismo camino que otros sin preguntarnos siquiera si ese es el camino más adecuado o si existe alguna otra manera de conseguirlo.
Existen multitud de caminos para llegar a tu objetivo, y como estoy convencido de que conseguirás alcanzarlo, piensa que al final creerás que el camino que has elegido es el acertado y lo difundirás a los cuatro vientos. A partir de este momento es cuando florece la diferencia entre el “tonto motivado” y el “sabio con personalidad”.