Otra arista absolutamente necesaria de analizar antes de presentar nuestra queja formal y directa, es evaluar nuestra propia actitud en el día a día respecto a la empresa a la que pertenecemos. Asimismo, y mucho más conveniente, sería contrastarlo con la concepción que el Departamento de Recursos Humanos tiene de nuestro desempeño y comportamiento.
Si ninguna de estas conclusiones y valoraciones coincide con nuestro convencimiento de que en esa compañía no tenemos futuro y no podremos crecer por lo poco valorados que realmente estamos, tendremos que decidir luego de sopesar todos los aspectos señalados.
Se trata de una decisión compleja pero netamente personal, porque en definitiva, como sostienen los analistas de esta problemática tan común como espinosa, para esto también diseñamos y somos los únicos responsables de nuestra propia carrera.
