4 – Practicar yoga: el efecto es muy similar a la meditación. Esta práctica ancestral abre el propio flujo energético, se expanden las caderas y el corazón, según dicen los maestros. Ambas herramientas para tener intimidad. A su vez, ampliarás la capacidad para amar, recibir y dar placer. El yoga irá directo a las zonas bloqueadas o de difícil acceso, es decir, donde la tensión se almacena y te ayudará a ir soltándolo de a poco.
Con la práctica regular (una o dos veces a la semana) tu organismo estará cada vez más cerca de la liberación, al igual que tu mente. Puedes aprovechar para trabajar en la elasticidad y la elongación de los músculos, algo que te dará más libertad y tranquilidad en el momento de la relación sexual, por ejemplo. A su vez, estarás cultivando una práctica pacífica, una forma de ser auténtico y de no dejarte llevar por lo que dicen los demás.