El sexo anal es la tercera práctica sexual más común, después del sexo vaginal y el sexo oral. Según la National Survey of Sexual Health and Behavior, en torno a un 40% de la población estadounidense sexualmente activa reconoce haberlo probado.
Sin embargo, para muchas personas sigue siendo un tabú. Hay quien lo considera sucio, desagradable o incluso peligroso. Pero también la práctica anal tiene una gran cantidad de devotos.
El primer gran ‘no’ al que te enfrentas cuando intentas hablar de sexo anal con tu pareja es por el dolor. Las mujeres consideran el ano un “agujero de salida”, no “de entrada” y aseguran que duele mucho sin haberlo siquiera probado.
Si se hace de la manera correcta, no tiene por qué doler. Con lubricante y paciencia la práctica anal se puede convertir en una parte segura y satisfactoria de vuestra vida sexual.
Consejos para disfrutar del sexo anal
Para una relación indolora, la preparación inicial es indispensable, aunque es la parte más difícil. El ano es una zona erógena y excitable, ya que contiene muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas, produciendo sensaciones placenteras. Tu pareja tiene que relajarse, y tú debes ir despacio para hacer que esté lo suficientemente abierto como para recibir el pene.
1. Comienza con un dedo bien lubricado y deslízalo lentamente, dejándolo adaptarse. Sácalo del todo y vuelve a meterlo de nuevo. Déjale tiempo para que el ano se acostumbre a este tipo de actividad. A continuación, desliza un segundo dedo.
Considera el tamaño de tu pene, probablemente con dos dedos sea suficiente. El músculo anal tiene una gran elasticidad pero requiere una preparación gradual y progresiva, que en algunos casos se prolonga durante días o incluso semanas.
2. Para la relación sexual, lo mejor es que elijáis la postura antes de empezar. Relajaos y usad una gran cantidad de lubricante. Las personas que aman el sexo anal suelen decir: “demasiado lubricante es casi suficiente”. Cuando su ano esté lo suficientemente relajado, permitirá que tu pene pueda entrar fácilmente en su interior y la penetración será totalmente indolora. Una vez dentro de ella debes ir con calma y dejar que su cuerpo se adapte.
3. Eso sí, el preservativo es requisito indispensable. La mucosa rectal es frágil y sensible a las infecciones por virus y bacterias. Absorbe las sustancias depositadas en el recto, y esta capacidad de absorción puede aumentarse involuntariamente mediante una penetración brutal, capaz de provocar pequeñas microheridas y ocasionar hasta hemorragias. Por tanto, es un terreno propicio para la propagación de infecciones de transmisión sexual.
Aunque estés seguro de que tu pareja no tiene ninguna enfermedad, debes utilizar siempre protección. Además de segura, la práctica anal resultará mucho más limpia, otro gran prejuicio del sexo anal. Si la suciedad es algo que os preocupa, podéis hacer uso de algún enema comercial para limpiar antes la zona.
El uso del preservativo servirá también para evitar el riesgo de embarazo no deseado. Al contrario de lo que se piensa, el sexo anal no es un buen método anticonceptivo. La fuga de semen desde el ano puede filtrarse a través del perineo (el pequeño trozo de piel que separa la vulva del ano) y llegar a la vagina, causando lo que se conoce como ‘splash’.