Cuando entrenamos, prestamos atención a la intensidad y la postura, pero a veces descuidamos la forma de respirar. Hacerlo de este modo nos ayudará a realizar grandes esfuerzos y mejorar en estabilidad y movilidad.
El pulmón es uno de nuestros órganos más fascinantes. Sus más de 400 millones de alveolos, encargados de transportar el oxígeno a la sangre, ocupan la misma superficie que una pista de tenis. “Al hacer deporte es cuando todos los alveolos se abren y funcionan, favoreciendo la circulación”, explica Ferran Morell, neumólogo del Vall d’Hebrón Institut de Recerca (VHIR). Esa necesidad respiratoria al practicar deporte hace que llenar bien los pulmones se convierta en el gran aliado a la hora de entrenar. Y dado que no hay una sola forma de respirar, ¿cuál es la más efectiva para nuestro entrenamiento?
En grandes esfuerzos, mejor por la boca
En teoría es mejor inspirar a través de la nariz para calentar y humidificar el aire y filtrar partículas. “Pero con el esfuerzo intenso no es posible, por la resistencia al paso del aire por la nariz, y se debe respirar a través de la boca, siendo así más efectivo”, añade Morrell.