Si de verdad quiere hacerte daño, de hecho, se creará un perfil idéntico al tuyo y pedirá amistad de nuevo a todos tus contactos. Una vez se la acepten, publicará ese material. Dará igual que no hayas hecho nada de eso: un poco de habilidad con la edición de vídeo y fotos será suficiente para que, de cara a cualquier persona que encuentre tu material, quedes como un adicto a este tipo de pornografía.
De hecho, también podría llenar internet con tus fotos y vídeos y añadir tu nombre para que sea indexado por Google. Si además se crea un perfil de LinkedIn con tus datos y difunde dicho material, tu futuro profesional podría quedar arruinado para siempre. Y todo por un error que quizá solo duró unos segundos.
Por desgracia, se trata de un fenómeno muy en auge. Según un estudio de Microsoft, la ‘sextorsión’ entre desconocidos (no confundir con la realizada entre personas que se conocen y exparejas) afecta al 3% de la población. En Facebook, de hecho, se producen más de 54.000 casos al mes. En España, según la Policía Nacional, cerca de 6.000 personas pueden verse afectadas por estas prácticas, aunque solo el 30% las denuncia.
Facebook poco puede hacer
Si estás pensando en la maldad que albergan las mujeres que llevan a cabo este tipo de delitos, tenemos malas noticias: no, en la inmensa mayoría de casos ni siquiera se trata de mujeres. Lo más probable es que detrás de ese sugerente perfil que quiere añadirte en realidad haya un hombre con material previamente robado: eran hombres los filipinos que en 2013 provocaron el suicidio de un adolescente escocés y era una mafia organizada la que extorsionó a un empresario español hace pocos años. También era un hombre el que extorsionó de distinta manera a David Bisbal y varios de sus contactos en 2016.