Si eres hombre y tienes Facebook, quizá te haya pasado. Andas merodeando por la red social y, de repente, recibes una nueva solicitud de amistad. Pinchas para ver de quién se trata y te encuentras a una mujer atractiva, indudablemente atractiva, que, sin mediar palabra y sin tener aparentes amigos en común, quiere establecer contacto contigo.
Si decides aceptarla, tarda muy poco en abrir un chat privado y empezar a hablar contigo. Antes de que te des cuenta, la conversación ha subido tremendamente de tono y tu recién estrenada amiga te envía fotos de contenido sexual, te pide que le envíes las tuyas e incluso te propone conectar la ‘webcam’ para tener una sesión de ‘sexting’.
A estas alturas ya se te debían haber encendido todas las alarmas, pero quizá termines cediendo. Lo cierto es que acabas de cometer uno de los mayores errores de tu vida: ya eres víctima de la ‘sextorsión’ y la estafa virtual, un fenómeno en auge en las redes sociales a lo largo y ancho de todo el mundo.
Dinero a cambio de no publicar tus fotos
Una vez que esta persona tenga tu foto o tu vídeo, lo más probable es que te acabe contando sus verdaderas intenciones: piensa publicarlas, literalmente, en todos aquellos sitios en los que pueda perjudicarte: en foros de todo tipo, en webs de citas, en aplicaciones, etc. Además, querrá mandar ese material a tus familiares, amigos e incluso posibles jefes.