Cuando se incorpora una nueva pareja a nuestra vida somos capaces de hallar esas minúsculas diferencias que, sin embargo, lo cambian todo. Este es, sin duda, el punto en el que las parejas consolidadas tienen que trabajar más para que el sexo deje de ser un acto convencional. Más que el hecho en sí, lo que va a despertar las ganas son los pequeños toques fetichistas, el lenguaje, experimentar con el tacto o las sorpresas inesperadas.
El psicólogo Ian Kerner propone crear en la pareja lo que el llama «ventanas para el deseo»: un periodo de veinte minutos donde ambos se comprometen a crear situaciones físicas, psicológicas o de ambos tipos para permitir que surja algo. ¿Qué comprenden las actividades que se deben llevar a cabo en las «ventanas para el deseo?: «Besarse, abrazarse, bailar como locos, masajearse mutuamente, ver películas pornográficas, leer novelas eróticas juntos y muchas otras cosas».
7. «No nos queda tiempo para el sexo»
Existen parejas que se quieren profundamente, pero que no son capaces de encontrar un momento para su intimidad. Cathy Beaton explica que esta premisa parte ya de una concepción equivocada pues «el sexo no es una cuestión que tenga que ver con el tiempo». Según esta sexóloga: «Estas parejas toman el camino de no confrontarse y escapan de estas situaciones, argumentando que están demasiado ocupados para el sexo, en lugar de expresar y explorar sus necesidades y deseos íntimos hacia el otro».