La neurociencia explica por qué el coito da tanto placer

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Algunas sustancias, como la anfetamina o la cocaína, estimulan la necesidad de buscar rápidamente apareamiento.

Chaterjee explica que todo proceso animal en el que esté envuelto el placer comprende tres grandes ciclos: la aparición del deseo, el momento en el que se lleva a cabo el comportamiento necesario para satisfacer dicho impulso y, finalmente, el placer en sí mismo. Es la amígdala cerebral la que juega un papel más relevante en esa primera fase del proceso, ya que es la zona que se activa cuando un ser humano observa imágenes o grabaciones pornográficas.

Dicha activación tiene como objetivo la estimulación de los genitales y que el hombre (o la mujer) busquen satisfacer su repentina urgencia sexual a través de la búsqueda de un objeto de deseo; prueba de ello es que, una vez los genitales se encuentran en funcionamiento, la amígdala ya no es tan activa. Algo semejante ocurre cuando tenemos hambre, que la amígdala nos empuja a buscar comida para satisfacer dicho impulso. Así que vale, ya estamos calientes, ¿ahora qué?

Dopamina, el neurotransmisor del deseo

El deseo se moviliza a través de la dopamina, una hormona que ha sido objeto de debate a lo largo de la historia de la sexualidad. En el pasado se consideraba que esta tenía una relación más directa con el acto sexual en sí, pero diversas investigaciones sugieren que quizá esté más relacionado con la anticipación del placer, una tesis que comparte Chatterjee, que afirma que “la dopamina nos ayuda a anticipar el sexo, pero en sí misma, no causa el intenso pico de placer sexual”.

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