No en vano, a la oxitocina se la denomina ‘hormona del amor y del apego’. Para el sexólogo Joserra Landarroitajauregi, «la evolución ha introducido esta sustancia allí donde interesa la vinculación: en el parto y la lactancia, fortaleciendo el nexo entre la madre y los hijos; y en el placer erótico, procurando la conexión entre los amantes”. El sexólogo insiste: “Las relaciones eróticas (sean coitales o no) incrementan el apego”.
«La evolución ha introducido oxitocina en el parto y la lactancia, fortaleciendo el nexo entre madre e hijo; y en el placer erótico, procurando la conexión entre los amantes” (Joserra Landarroitajauregi, sexólogo)
Pero la oxitocina no es la única hormona involucrada en el afecto y la sexualidad. “El orgasmo produce la secreción masiva de tres neurotransmisores: oxitocina, serotonina y dopamina; o sea: vínculo, eutimia (mejora del estado de ánimo) y gozo”, cuenta el experto. Estas sustancias también se producen cuando se tiene un orgasmo a solas, la diferencia está en que “el apego necesita la proximidad y el contacto del otro. No nos apegamos a la nada”, explica.
Más allá de la química
De todas formas, Landarroitajauregi insiste en que las relaciones sexuales no son solo química y que el amor se ve beneficiado directamente por la intimidad que se crea en la alcoba. “Los amantes no se encuentran solo por motivaciones fisiológicas, no solo deseamos orgasmos o hijos. En gran medida, deseamos la proximidad y la intimidad con nuestro amante. El sexo no solo procura placer, también moviliza sentimientos y emociones. En definitiva, tiene muchos beneficios y pocos perjuicios”.
¿Diferencia entre hombres y mujeres?
El bioquímico y divulgador Pere Estupinyà relata en su libro S=EX² La Ciencia del Sexo (Debolsillo, 2014), cómo se sometió a un experimento para observar la reacción de su cerebro durante un orgasmo, a través de una resonancia magnética. En dicho experimento, se comprobaba que era el hipotálamo el encargado de segregar dicha oxitocina, pero parecía haber indicios de que esta hormona se segrega en mayor cantidad por mujeres que por hombres, y en mayor cantidad en el orgasmo alcanzado en el coito, que en el éxtasis de la autoestimulación. Sin embargo, el experto asegura que hoy en día nada prueba esa teoría que se basa en el reino animal y asevera que las hembras buscan generar apego, tras encontrar unos buenos genes para su descendencia.