Marta era un poco tímida, así que decidí ayudarles un poco y organizar una salida entre unos cuantos, justo coincidiendo con mi día elegido. Como era de esperar, se fueron los dos juntos a casa y yo gané los 20 euros que nos habíamos jugado.
Mis compis se cabrearon un poco diciendo que aquello habían sido trampas, así que quedamos en hacer otra apuesta. Esta vez, con el tiempo que iban a tardar en hacerlo en la oficina. Vale, sí, lo reconozco, somos un poco ludópatas. Una vez hasta hicimos una porra con los kilos que había ganado la secretaria tras su embarazo. Lamentable.
Total, que en dos semanas, Marta y Edu se estaban enrollando por toda la empresa. En los baños, en el ascensor, en el despacho de él, en la mesa de ella, en el cuarto de la limpieza… Esta vez pequé de impaciente y perdí. Les había dado 8 días.