- El salvavidas candente. Necesitareis indispensablemente un flotador sobre el que te debes sentar con las piernas colgando. Tu chica se sentará encima de ti, cara a cara, agarrándose a tus hombros o al salvavidas. Una vez estés dentro de ella, comenzará a balancearse hacia adelante y hacia atrás. En la inestabilidad y el agua salpicando vuestros cuerpos reside el encanto de esta postura.
- El submarino. Tu chica debe estar situada frente a las escaleras del jacuzzi o la piscina, con sus brazos extendidos hacia los lados. Arrodíllate entre sus piernas, mirando hacia ella, y levántala por la parte posterior de los muslos, sentándote en el asiento. Ella se quedará flotando, lo que te proporcionará la flexibilidad pélvica que no tienes en tierra firme.
- La balsa sexy. Para esta postura debéis tener bien controlada la profundidad del agua. Tu chica se acuesta boca abajo con el culo y las piernas colgando por el borde. Tú, de pie, te agarras a sus muslos, y vas empujándola como si de una carretilla se tratase. Intenta mover las piernas hacia arriba y hacia abajo para variar el ángulo de penetración, creando así sensaciones alternantes para ella.
- La cascada. Ideal para jacuzzis o bañeras. Ella, acostada de lado y con una pierna estirada. Tú, de rodillas, le sostienes la pierna mientras la empujas hacia tu cuerpo y la penetras. Mientras empujas, orienta el chorro de agua con la mano desde el grifo hacia las piernas. Juega con las temperaturas del agua para tener sensaciones ultra excitantes y sobretodo ¡tened cuidado con los resbalones!
A pesar de lo erótico de practicar sexo en el agua, debes tener en cuenta que la sal del mar y las sustancias químicas de las piscinas pueden tener efectos negativos sobre los preservativos. Éstos, en el agua, también se pueden salir más fácilmente, por lo que resultan tremendamente incómodos. A parte, el agua lava la lubricación natural del cuerpo femenino, por lo que seguramente necesitaréis un lubricante especial.