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Hoy en día, esta pintora neoyorkina es conocida principalmente por sus particulares autorretratos, pero hace cuarenta años su carrera despegó en el barrio del Soho con una muestra que despertó de su letargo machista a todos los críticos y le convirtió en la reina del erotismo de Manhattan.
Erotic Yellow, 1973
Semmel era una joven rompedora de su generación, aunque aún no era consciente de ello cuando llegó a España tras finalizar sus estudios en la Art Students League de Nueva York. La luz, la alegría y el movimiento cultural que se vivía en las grandes capitales, atrajeron a esta pintora hasta la península para vivir en primera persona el expresionismo abstracto, hasta que en 1970 decidió volver a su ciudad.
Todo parecía normal, hasta que Joan se paró delante de un quiosco y se topó de bruces con la realidad. La figura de la mujer se había transformado a lo largo de aquellos años en un mero objeto sexual, una cosa decorativa moldeada al gusto de lo masculino que vendía bien con poca ropa. El susto y la indignación fueron suficientes para que la artista comenzará a fraguar su camino como profesional en el arte. Se podría decir que gracias a las mentes cuadradas de los setenta, nació una bestia del feminismo artístico.