David Lynch es, sin duda, uno de los cineastas más originales que existen. A pesar de no resultar especialmente prolífico (tan sólo diez largometrajes, amén de varios cortometrajes, series y anuncios televisivos) se ha hecho un hueco en el olimpo del surrealismo cinematográfico gracias a obras tan imprescindibles como Cabeza Borradora, Carretera Perdida, Terciopelo Azul o Inland Empire, películas, todas ellas, poco atractivas para el gran público a causa de lo personalísimo de su propuesta y de la dificultad que entraña el llegar a comprenderlas en su totalidad.
[pullquote]La obra de David Lynch es una joya atemporal que no pasa de moda, cuya edición definitiva acaba de salir al mercado[/pullquote]Su única incursión en el terreno de las súper producciones fue Dune y la cosa acabó como acabó (peleas con el productor, recorte del metraje final y Lynch renegando de los grandes presupuestos prometiendo no volver a repetir la experiencia jamás).
