A medida que avanza la investigación el equipo del Centro de Control de Enfermedades tiene más claro que ese ‘virus’ o ‘cepa’ no es nada bueno.
Un arranque prometedor que ejemplifica las historias de vampiros tal y como las hemos conocido. Al menos en lo que se refiere a los mitos de la debilidad contra la plata, la necesidad de sangre, el enterramiento en un ataúd, el transporte por encima del agua… pero con un sentido avanzado y moderno y unos gusanillos (o como queráis llamarlos) capaces de cualquier cosa. Son vampiros del siglo XXI.
La escenografía de The Strain es impecable, parecida a la puesta en escena que se puede hacer en una película de alto presupuesto. Los actores están bien escogidos —Corey Stoll y Mía Maestro sobre todo— aunque como siempre falla un poco en la parte familiar, a la cual le darán la importancia que no se merece ya que la trama central es la posible pandemia vampírica.