Pero lo que realmente sorprende es el argumento en sí. Las sorpresas son abundantes y no están encajadas de cualquier manera. El objetivo de las mismas está integrado en la trama, lo que es de agradecer, porque cada una nos llevará a otra hasta que el asunto se vuelve totalmente impredecible. Así que es aconsejable no ceñirse a lo visto hasta la fecha, ya que la serie (los libros en realidad) busca romper moldes y normas para meter al espectador en un torbellino de sucesos acordes al mundo en el que ocurren, donde prima el poder y la ambición y cualquier cosa puede suceder.
Juego de Tronos es lo más grande (física y económicamente hablando) que se ha hecho hasta la fecha en televisión. Su combinación de espectacularidad con un argumento cuidado la hacen tremendamente atractiva y es difícil dejarla de lado una vez comenzada. Desde sus originales títulos de crédito (vídeo adjunto) hasta cada sorpresa final muestran el cuidado con el que ha sido realizada y resulta complicado encontrarle puntos negativos, más allá de lo larga que se hace la espera entre temporada y temporada.
