En contraposición a Kieren encontramos a su hermana Jemima que formó parte de las milicias que hicieron frente al levantamiento, Human Volunteer Force (HVF), y cuenta en su haber numerosas cabezas de zombis aplastadas.
Son dos realidades que confluyen en la difícil vida diaria del nuevo mundo postapocaliptico y en la nueva familia reunida.
A través de ellos y de sus vecinos iremos descubriendo nuevos personajes y vicisitudes de lo más extrañas, que no atañen tanto a la problemática zombie sino más bien a problemas psicológicos y sociales previos al levantamiento.
El ingrediente picante de la serie y aquello que la mantiene en el género de los zombis es el surgimiento de un extraño movimiento místico entre los no muertos que reivindica su carácter mesiánico, casi religioso, y que aboga por tomar una nueva droga desarrollada por ellos que revierte los efectos de la vacuna, volviendo a los zombis a su rabioso estado natural. Es decir una especie de libertarios zombies-terroristas. Ahí es donde veremos hacia donde camina esta serie en esta segunda temporada.