In the Flesh vendría a ser, para que se hagan una idea, una mezcla entre The Walking Dead y esa fantástica serie francesa que tanto nos sorprendió el año pasado, The Revenants. A esta última sin duda le debe mucho.
En In the Flesh nos encontramos a unos zombis rehabilitados, deprimidos, azotados por el miedo a todo lo que han hecho o lo que podrían hacer, y subyugados a una sociedad que los detesta, eso sí, amablemente.
La trama se inicia como en muchas otras historias de zombis con un gran levantamiento de los muertos. Sangre, violencia y canibalismo, muy al estilo de The Walking Dead, pero con una diferencia, esta vez el ejército y, especialmente, la milicia armada en los propios pueblos, logran contener el levantamiento y el Gobierno encuentra una cura, un tratamiento, para los zombis que les permitirá controlar su ira y convertirse en ciudadanos aparentemente normales.
La situación entonces digamos que se normaliza, los antaño muertos vuelven a sus hogares, tal y como pasaba en The Revenants, y han de lidiar con unas situaciones familiares en muchos casos distintas, como parejas que se han vuelto a casar, o afrontar de nuevo problemas existenciales que fueron los que los llevaron a la tumba.
