Series ¿de televisión?

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El primer gran caso se dio con Lost. La creciente impaciencia de los seguidores de la serie creada por JJ Abrams provocaba que sus fans más perdidos subtitularan y subieran a la red cada nuevo capítulo a las pocas horas de haberse emitido en EE UU. Esto pronto se tradujo en un declive progresivo, temporada a temporada, en las gráficas de audiencia de Cuatro, que emitía Perdidos en abierto en España.

Las consecuencias de este fenómeno llegaron a tal extremo que, ante la emisión del final de la serie en EE UU, Cuatro y Fox optaron por una extravagante decisión que marcó un hito en la historia de la televisión en nuestro país: los espectadores españoles que tuvieron el humor de madrugar vieron los últimos episodios de la serie al mismo tiempo que los estadounidenses.

Incluso se dio el extremo que, al emitirse en España sin anuncios, el polémico desenlace se pudo ver minutos antes que en EE UU, donde la ABC sí hizo la lógica pausa publicitaria del prime time.

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