Series: ‘Crematorio’

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Lo mejor de Crematorio es la historia que nos cuenta, situada en una ciudad costera levantina indefinida, pero que todos podemos hacernos una idea bien clara de donde podemos situar la trama. Corrupción generalizada, constructores de la peor calaña, prostitutas, concejales a sueldo, tramas familiares, mafiosos eslavos y un largo etc. El clásico cóctel de ladrillo, champán y cocaína que tan bien fluyó por toda la costa levantina durante más de una década.

Crematorio va de eso, de corrupción con mayúsculas. Mediante sus ocho capítulos y con flashbacks debidamente entrelazados en la trama, nos va contando el auge y caída de uno de tantos magnates del ladrillo, Rubén Bertomeu.

Somos testigos de cómo se forjó su imperio, enraizado como tantos otros en décadas de caciquismo y árboles frutales. Entre naranjos el clan Bertomeu se hizo grande gracias a grandes proyectos urbanísticos realizados en connivencia con concejales, policía local y el hampa costera mediterránea.

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