Pero nadie es perfecto, que diría el despistado millonario de Con faldas y a lo loco. Para aprovechar al máximo todos esos rasgos deberíamos atenuar otro: la envidia. «Tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos y con los demás, en lugar de reírnos de los demás«, sostiene José Elías Fernández. Opina q ue seria más higiénico mental, personal y socialmente. «Si aprendiéramos a reírnos con los demás eliminaríamos la envidia, que es lo único que nos falta para que vivamos felices», asegura. Y entonces sí que nuestra apreciada holganza sería imbatible.
Fuente: El País