Saltarse la cena o realizarla en horas tempranas puede ser una interesante manera de mejorar, acelerar y estimular un proceso de pérdida de peso y también puede tener efectos positivos sobre la mejora de la resistencia a la insulina, un factor clave para el desarrollo y mantenimiento de la diabetes tipo 2.
Una de las conclusiones más sorprendentes de este estudio fue que las personas que se sometieron a él experimentaron menor sensación de hambre haciendo este ‘ayuno nocturno’ que aquellas que saltaban otras comidas. «La clave está en que la persona sepa cuántas calorías ha de consumir diariamente y, de esa forma, poder saltar la comida en las horas nocturnas sin tener la sensación de hambre», explica Peterson. «Esta restricción nocturna de alimentos está indicada para adultos y no aconsejamos hacerla en ningún caso si se trata de embarazadas o niños», apunta, a la vez que también aconseja realizar comidas poco copiosas a lo largo del día si se persigue el objetivo de bajar peso sin pasar hambre.