Joseph Hobson Jagger, el primer hombre en saltar la banca del Casino de Montecarlo

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Fuente: https://casinoalto.com

El Casino de Montecarlo ha sido uno de los destinos preferidos por los jugadores de todos los tiempos. Un escenario de película rodeado de lujo y glamour que ha sido testigo de acontecimiento históricos protagonizados por personajes tan curiosos como Joseph Hobson Jagger, cuya historia recoge la escritora Anne Fletcher en su libro From the Mill to Monte Carlo: The Working-Class Englishman Who Beat the Monaco Casino and Changed Gambling Forever. Este ingeniero inglés nació el 2 de septiembre de 1830 en el municipio de Shelf, en la parroquia de Halifax. De familia de clase trabajadora, Jagger era el menor de 10 hermanos. Ambicioso e inteligente, aprendió a leer y escribir de forma independiente. Además, comenzó a trabajar a una edad temprana para Henry Bottomley en las fábricas textiles de Clough Mills, en Bradford, ciudad de Yorkshire del Oeste.

Joseph Hobson Jagger nunca había sido un jugador, ya que trabajaba como mecánico de husillo nivelado en las fábricas textiles. Sin embargo, sus conocimientos sobre los tornillos, tuercas y el desgaste que se producía en las ruedas de hilar lana le hicieron interesarse por las ruedas de las ruletas de los casinos, aunque hoy en día seguro que hubiera apostado por modalidades más modernas como las tragaperras de vikingos. En cualquier caso, sus reflexiones estaban dirigidas al equilibrio y el desgaste de las ruletas, así como si ese deterioro causaría que algunos números tuvieran más probabilidades de salir ganadores que los demás. Todas esas teorías las puso en práctica en el Casino de Montecarlo, donde en 1873 se convirtió en el primer hombre en hacer saltar la banca del establecimiento de juego. Pero, ¿cómo llegó un inglés de clase trabajadora al Principado de Mónaco a finales del siglo XIX?

El plan loco de un hombre desesperado

A sus 31 años, Jagger abrió su propio negocio textil, concretamente como calibrador de urdimbre (conjunto de hilos longitudinales que se mantienen en tensión en un marco o telar) para mantener los telares de algodón. En pleno apogeo del algodón, el inglés decidió abrir una nueva sede en el centro de Manchester para mejorar su negocio. Ese fue el momento clave que cambió su vida, ya que perdió todo su dinero. En el siglo XIX, las personas que eran condenadas por insolvencia eran recluidos en las masificadas cárceles británicas hasta que pudieran hacer frente a sus deudas. De esta forma, los deudores que no tenían recursos podían estar encerrados de por vida. Además, la ley también permitía a la familia compartir celda con el convicto, por lo que las condiciones de vida eran inhumanas.

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