De todos modos sí hay algo que nos es común a la mayoría de gais y lesbianas y es que normalmente no se sale un día del armario y ya está, nos pasamos la vida en genitivo, saliendo, visibilizando. Ya sea porque cambiamos de trabajo, porque nos incorporamos a una actividad nueva de ocio, porque nos presentan a gente desconocida. Obviamente no siempre es necesario dejar constancia de entrada de nuestra orientación sexual, pero más temprano que tarde el tema acaba saliendo y toca volver a decidir si fingimos o nos limitamos a mostrar quienes somos a riesgo de sufrir la incomprensión o el rechazo. La buena noticia es que cada vez hay más aceptación y afortunadamente se puede empezar a vivir sin tener que “desarmarizarse”, sencillamente porque hay personas que nunca han estado dentro.
Pero si no es tu caso y estás pensando en hacerlo, ahí van algunos consejos de sentido común que pueden ayudarte.
- No te montes películas catastróficas antes de tiempo, lo más probable es que no reaccionen muy mal o incluso que se alegren de que por fin compartas algo que ya intuían.
- La prueba del algodón. Empieza por tu mejor amigo o amiga, entre otras cosas porque si no lo sabe aún ¿Qué clase de amistad es esa? Si reacciona mal ya puedes ir cambiando de amig@ y si se lo toma bien ya tienes cómplice.
- Ante todo mantén la calma. Hay gente para todo y puede que algunos padres caigan del guindo cuando se lo digas y líen la de San Quintín, tú tranqui, como si no fuera contigo. Si gritan, lloran y se rasgan las vestiduras tú mantente como un buda, se les pasará y si entras al trapo sólo conseguirás empeorar las cosas.
- No te obsesiones con el momento adecuado. No hace falta ser solemne del palo “Tenemos que hablar”, normalmente es mucho mejor que surja de manera “espontánea”. Aprovecha un programa en la tele sobre el tema, o el comentario de una noticia o sencillamente sé original y arriésgate. ¿Quién puede reaccionar mal ante una tarta de cumpleaños con 18 velas y el texto “por cierto, soy gay” o “soy les”…? Soplas las velas y pregunta “qué, ¿brindamos?”.
- Por último, si sientes que estás hart@ de ocultarte y llevar una doble vida pero te mueves en un entorno hostil (especialmente si eres adolescente), intenta asesorarte y busca ayuda en asociaciones o publicaciones. Internet está llena de referencias y listas de lugares en los que estarán encantados de echarte una mano.
Pero sobretodo tómate tu tiempo, no viene de un día, ni de una semana o incluso de meses, se trata de que interiorices que tienes derecho a ser quién eres y a vivir abiertamente tu vida, sin armarios y sin mentiras. Cuando sientas la fuerza de esa convicción en tu interior, entonces sí, dale una patada a la puerta del armario y sal a respirar al aire libre.