El problema de los bots en Internet es casi tan viejo como la propia red; de manera ideal, todos los usuarios que nos encontramos en Internet deberían ser personas reales, pero lamentablemente una buena cantidad de ellos son bots, programados para todo tipo de tareas como publicar spam.
Cualquiera que tenga o haya tenido una página web alguna vez, ha sufrido un problema de bots, aunque al menos ya existen tecnologías lo suficientemente avanzadas como para bloquear el acceso a estos usuarios falsos. Durante muchos años, una de estas tecnologías fueron los captchas.
En busca de la solución contra los bots spammers
CAPTCHA viene de “Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart”, “Test de Turing completamente automatizado para distinguir entre ordenadores y humanos”. El nombre lo dice todo, ¿verdad?
Fue creado a principios de los 2000 por el equipo dirigido por Luis von Ahn, cuando el problema de los bots empezó a resultar más evidente. El concepto básico de los Captcha es modificar una imagen con palabras, letras o números de tal manera que un programa OCR (de reconocimiento de caracteres) no sea capaz de distinguirlos, pero sí una persona normal. Así empezó una loca carrera entre los spammers y la industria por ver quién terminaba encima. Captcha no era un sistema perfecto, claro, como se demostró cuando los spammers empezaron a contratar a cientos de personas por cantidades irrisorias, principalmente en China, únicamente para resolver Captchas uno detrás de otro.