Rollitos de verano

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Total, que mientras unas ya tenían con quien mojar, otras nos disponíamos a salir con nuevos hombres fornidos cada día. Mira que, entre todos los tíos que conocimos gracias a Tinder durante esa semana, había varios bastante guapetes y otros tantos que parecían interesantes. La cosa era que, con la app se hacía todo tan fácil que, para mí, se perdía toda la magia del tonteo, que creo es lo mejor de estar soltera.

Mis amigas fueron cayendo una a una, dejándome a mí como la única que no había pillado cacho. No fue hasta el último día cuando, en un bar de música en directo, me fijé en el cantante de uno de los grupos que tocaban. Al pedir una voluntaria para subir al escenario, mis amigas la liaron parda para que me eligiera a mí, y sí, allí sí que hubo tonteo desde el minuto uno. Pasamos juntos todo el tiempo que me quedaba hasta la vuelta a casa, maldiciendo por qué no nos habíamos conocido antes. «La culpa es de Tinder, que nos ha tenido ocupadas».

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