Intenta poner en práctica estos consejos ya que te ayudaran a aliviar el estrés y te devolverán tu salud mental y física.
Ejercicio y meditación
La fuerza de voluntad puede agotarse cuando la usamos. Sin embargo, podemos cultivarla y recuperarla nuevamente. Es importante mantener claros nuestros objetivos en la vida y al mismo tiempo ser flexibles cuando de adaptarse a los cambios se trata.
La actividad física, además de contribuir a mejorar tu estado físico y funciones vitales, juega un papel muy importante en nuestra salud mental a través de la segregación de endorfinas. Otra cosa fundamental que se aprende del ejercicio es la constancia y la resiliencia: aprendemos a aceptar nuestros límites y a progresar poco a poco, con paciencia.
Por otro lado, la meditación es el ejercicio de la mente: una de las mejores formas de relajarse y alejarse del estrés cotidiano. Hay estudios que han probado los beneficios de la meditación en el organismo. Sólo necesitas hacerlo durante 10 minutos al día para empezar. ¡Inténtalo!
Alimentación saludable y rica en nutrientes
Llevar una dieta equilibrada es fundamental para reducir el estrés. Cuando tenemos ansiedad, solemos tener antojos de alimentos procesados, especialmente de aquellos que contienen azúcares refinados. A corto plazo puede que nos den satisfacción pero después de unas horas, esta sensación desaparece. Es recomendable entonces comer alimentos ricos en vitamina B, magnesio y omega 3 como por ejemplo: salmón, verduras verdes, frutos secos, proteínas, aceite de oliva y aguacate. Estos alimentos ayudan a mejorar el estado de ánimo y la concentración.
