La práctica totalidad de los relojes eran modelos mecánicos de remonte manual de medidas mucho más pequeñas que las actuales (entorno los 33/34 mm) a excepción de los relojes “funcionales” para misiones concretas.
Los Officine Panerai para las acciones saboteadoras de la X flotilla de submarinistas italianos. Un reloj de grandes dimensiones para la fácil lectura bajo la superficie. Lo mismo ocurría para los aviones navegantes, que utilizaban grandes piezas para poder orientarse. Aparecieron los primeros cronógrafos para poder acertar al blanco desde un bombardero o para medir la trayectoria de un torpedo.
Un caso muy especial -y que seguro todos habéis visto aunque no lo sepáis-, fue el de la casa Rolex. En aquellos momentos ya era una marca muy reconocida y muchos oficiales de la RAF (la fuerza aérea británica) llevaban sus relojes de mayor calidad a las misiones sobre la Europa ocupada. Durante las misiones había aparatos derribados y sus pilotos capturados e enviados al campo de prisioneros previa confiscación de todo lo que pudiera llevar, incluso su reloj Rolex.